Sentirse en las nubes
con tan solo tocar el algodón.
Mirar el cielo
y que nos devuelva una figura.
Recorrer las plazas y encontrar
un algodón de azúcar.
Saborearlo mirando
hacia el cielo.
Recorrer entre nubes
un recuerdo hermoso.
Soñar despiertos
Y luego:
Soltar una sonrisa.
Esa es la felicidad más preciada
de quienes aún disfrutan de seguir siendo
niños.
Imagen tomada de Internet
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