Tengo sed de escribirte,
cuanto te añoro.
Extraño lo que fue,
y lo que nunca más será.
Tu partida repentina,
me ha dejado un saber amargo.
Duele el alma herida,
duele no verte más.
Llora mi alma,
derramando tristeza sin parar.
El silencio se transformó en mi aliado,
callo buscando consuelo
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