La brisa abre la ventana,
dejando escapar el olor a comida.
Los comensales esperan,
con deseo de degustarla.
La ansiedad aumenta,
pues llegará una dama.
La puerta se abre,
y aparece ella.
Es de gran dulzura,
y posee elegancia.
Ella cautiva,
con sus maneras.
Uno de ellos queda mudo,
y no deja de mirarla.
El plato esta caliente,
y el calor se expande.
Finaliza el almuerzo,
y todos se retiran.
La comida ha dejado,
un sabor muy romántico.
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