Nuestro aliado para soñar,
es la imaginación.
Ésta abunda,
en el corazón de los niños.
Ellos pueden soñar,
e imaginar lo que quieran.
El niño posee grandeza,
y nosotros los adultos…
pobreza.
Porque ser pobre,
es no tener anhelos.
Ser pobre,
es no poder abrir nuestro corazón.
Ser pobre es sin dudas,
perder el disfrute y el no estar
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