por haberme sumergido en la rutina.
Por ser esa persona a diario,
que nunca quise ser.
Duele estar perdido,
regando la planta ajena.
Cuesta retomar el curso,
volver a uno mismo.
Me juré que no cambiaría,
me juré que nadie me cambiaría.
Sin embargo,
sin darme cuenta sucedió.
Cuando me percaté de ello.
ya habían pasado algunos años.
Creí en algo equivocado,
creí en algo que parecía importante.
Poco a poco fui abriendo los ojos,
el proceso demoró.
Minuto a minuto me resecaba,
necesitaba el riego de las alegrías.
Mi lucha hoy continúa,
no quiero volver a cerrar mis ojos
nunca más.
Patricia Ariel
http://art.patricia-ariel.com/
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