de tu almohada,
darle números
a un zanjón desnudo.
Recorrer…
los rieles del agotamiento
con tan solo monedas
en las manos.
Se esfuma mi óptica
por las vidrieras de lo cotidiano,
pasos lúgubres…
gentío exhausto.
Miradas extraviadas…
¡Muerte en cada esquina!
la NADA se torna parte
de un paisaje sombrío.
Desprenderse de lo cotidiano y elevar la pluma al éxtasis de lo efímero para lograr ma perfección de la palabra transformándola en una caricia para el alma
ResponderBorrarAplausos mi Dulce Poeta!