mientras mojaba la rama.
Ella devastada,
no conseguía consuelo.
Ese ser que tanto quería
había adelantado su vuelo.
Estalló su corazón,
se quebró su alma.
Un mar de llantos
mojaba aún más, la rama.
Como rama que seca con el sol…
¡Quebrada se quedó!
Saldrán más hojas,
caerán otras tantas…
Pero ese triste otoño...
ha de ser único, en tanto dolor.
Leonid Afrémov
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