jueves, 12 de diciembre de 2019

Ser saxofonista de una Banda sinfónica por 9 años de mi vida, dejó algo más que partituras, melodías sublimes, notas musicales, ejercicio diario de mis falanges, sino que comprendí que cada instrumento hacía su parte, valoré siempre el aporte de cada uno y obviamente a quien lo ejecutaba. Sentí admiración, respeto y amor,  por el sonido transportador… que navegaba nuestra atmósfera de vibraciones.
En un grupo de músicos, todos trabajan para que la melodía surja, es el producto de TODAS las partes al unísono, es esfuerzo de cada integrante para que la magia de la música viva, en los oídos de quien la escucha, nos vibre el alma y se produzca el encantamiento.
Pero lo más importante, vuelvo a decir, es ese nivel de RESPETO, de ADMIRACIÓN, de COMPAÑERISMO que hay en una Banda y que debería aplicar para la vida en general.
Por eso ser MÚSICO, es sinónimo  de BUENA GENTE, talento, respeto y humildad.
Agradezco a la vida por haberme colocado allí, en la Sinfónica, en la de Jazz y en un Coro (otra experiencia más que magnífica para quien la ha vivido).

Artista: Dasil

1 comentario:

  1. Es muy cierto, Andrea! Si la sociedad se comportara como una banda de músicos, todos viviríamos mejor! Amo la música y respeto mucho a quienes la crean. No puedo imaginar un mundo sin música. Abrazo

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